¿A QUE
VINIMOS A ESTE PLANETA?
ALBA
LUCIA CASTRO S psicóloga, Febrero 12 De 2016
Llevo
el 80% de mi vida tratando de resolver esta pregunta que para mí ha sido un
acertijo, al cual en cada etapa de la vida se le dan diversas respuestas, pues
cada quien responde de acuerdo a los aportes hechos por sus características
personales, la cultura, religión, política, economía, familia, experiencias y el
ambiente geográfico donde se nace, crece y vive.
Si
todos los humanos vinimos a ser felices usufructuando el planeta y el universo,
mínimo todos los bebés del mundo deberían ser felices, pero desde que Eva tentó
a Adán, muchos niños nacen sin ser deseados, sufren violencia psicológica y
física desde el momento de la concepción.
Algunos
hombres y mujeres andan tan enredados con sus pasiones, miedos y arrebatos que
no saben qué hacer cuando se enteran de que van a ser padres. Algunos prefieren
abortar, otros lo regalan y otros más lo tienen porque les toca, mas nunca los
llegan a amar.
En más
de 30 años de labores he percibido que hay muchos más padres de los Ud.
imagina, que odian abierta o disimuladamente a sus propios hijos, los
discriminan, maltratan, les aplican castigos torturantes y les causan daño a
veces hasta destruir su psiquis o matarlos. Los maldicen a diario y hacen lo
posible porque estén mal.
He ahí uno
de los motivos que pueden explicar en parte por qué hay niños temerosos,
confundidos, tristes que crecen luchando por sobrevivir al desamor, sienten
angustia inconsciente por eso son llorones, ansiosos, rebeldes, inseguros y
algunos tienen comportamientos desafiantes y antisociales desde temprana edad.
La
cuestión pareciera sencilla, todos tenemos derecho a lograr satisfacer las
necesidades físicas, psicológicas, intelectuales, afectivas y sociales para
interactuar con nosotros mismos, con los otros y con el universo.
La
clave para usufructuar los derechos consiste en cumplir los deberes para con
nosotros mismos, con los otros y con el universo. El desequilibrio se forma
cuando el libre albedrío, inteligencia y
voluntad son reemplazados por la irresponsabilidad, la falta de consciencia y
el descontrol en las bajas pasiones, emociones e instintos que dan paso a
acciones destructivas.
¿A que
vinimos? A disfrutar de la vida, a sentir bienestar, seguridad, tranquilidad, a
sentirnos respetados y amados, a sentir gozo amando y cuidando a otros; a
aprender a resolver los retos y gozar del éxito cada vez que solucionamos o
mejoramos una situación.
¡Y qué
retos los que tenemos a través de toda la vida! Crisis vitales por las que
todos pasamos y de las que salimos airosos cuando tenemos el suficiente
equilibrio emocional, capacidades, conocimientos y criterios rectos, pero sobre
todo cuando tenemos a otros que nos apoyan funcionalmente, en especial si son
los padres, cónyuges, familiares y amigos.
Entonces,
conviene preguntarse primero a qué vino y responderse con un propósito trascendente
de vida: construir una forma de vivir sana, saludable que le procure bienestar,
sin remordimientos, resentimientos ni temores. Verificar con frecuencia si lo
que hace le trae bienestar y paz interior, porque al envejecer los recuerdos
serán su permanente compañía.
Y como
padre o madre tenga muy claro que Ud. es el directo responsable de satisfacer
las necesidades de su hijo y de enseñarle a tener un propósito trascendente de
vida feliz.